Queridos y queridas 159,
Después de muchos meses de silencio os escribo para contaros que a veces vas rápida y que a veces vas lenta. Y que mientras tanto, avanzas.
Estos meses he tenido el documental en barbecho. Si a la tierra le va bien, a “La cigüeña de Burgos” también. A la que seguro que le ha ido bien es a mí. Parece increíble cómo el tiempo cambia la mirada sobre un plano. Cómo las neuronas se reordenan. Cómo decisiones que parecían imposibles dejan de serlo. Cómo superas la implacable realidad de que esa entrevista no pega ni con cola en el documental. Creo que mientras la tierra está en barbecho algo invisible sigue trabajando.
A parte del barbecho, he vuelto a la normalidad laboral. ¡Un poquito de normalidad, por favor! Además, he hecho un par de entrevistas que quedaban por grabar. He perdido el miedo a la burocracia archivística. Incluso un día hablé con una señora que llamaba del Ministerio de Interior, del Archivo General. Y luego recibí un sobre, bueno en realidad dos. Y lo más importante: tengo un guión de edición. Es como tener una ruta marcada en un mapamundi con perfiles de etapa. Que luego te perderás, que luego el albergue estará cerrado, que luego conocerás a alguien que te dirá que hay otro camino más bonito, pero ahí, en ese mapa, está el final.
He estado pensando mucho en cómo compartir con vosotr@s este tiempo de silencio. Y os he escrito lo que sigue, es mi manera de contaros estos meses. Espero que os guste.
La lentitud
El vuelo de la cigüeña de Burgos es largo. Hay cigüeñas que vuelan 3400 kilómetros. En el patio de mi escuela yo corría con todas mis fuerzas al grito de “¡ya!”. A los pocos metros, me acordaba de que era asmática y miraba al grupo alejarse. Id despacio, nos aconsejaba el profesor al pelotón de rezagados. Pero cuando volvíamos a los puestos, al grito de “¡ya!” yo corría de nuevo con todas mis fuerzas.
Si pudiera entablar amistad con una cigüeña escogería una asmática.
¿Amiga cigüeña asmática, tu cómo te lo montas? Porque yo nunca fui amiga de la lentitud. Y esto es muy lento, amiga cigüeña. Seguro que tú también adoras el grito de “¡Ya!”.
Pues mira, amiga documentalista amateur, que dedicas tu escaso tiempo libre a editar: Me desquicio igual que tú.
Ah, vaya, gracias amiga cigüeña, me reconforta saber que nos sentimos igual.
Espera, que no he terminado, solo estaba inspirando una bocanada de aire para equilibrar mis índices de oxígeno en sangre. También aprovecho para resolver el eterno dilema del capitalismo aviar. Pienso, ¿porque no podemos nosotras las cigüeñas dedicar nuestro tiempo a hacer lo que nos gusta, en lugar de dedicarlo a migrar tanto y a construir nuevos nidos cada año? Si todas las cigüeñas nos dedicáramos a hacer lo que nos gusta otro cielo sería posible.
Qué bonito, amiga cigüeña.
Espera, caray, que impaciente eres amiga documentalista, no me dejas ni un segundo para respirar.
Oh, perdona, amiga cigüeña, siempre fui algo inquieta.
Bien, pues cuando estoy encima del Estrecho de Gibraltar empiezo a fantasear sobre cómo sería el cielo si todas hiciéramos lo que nos gusta. Imagino cigüeñas diseñando pájaros de papel, cigüeñas desmontando el mito de la cigüeña porta bebés, cigüeñas sedentarias, cigüeñas doblando documentales de cigüeñas, cigüeñas sin rutas…y el tiempo pasa corriendo.
Esto de la velocidad es curioso, amiga cigüeña. Hace un año me informé en un tiempo récord de cómo poder acceder a los archivos policiales. Si los archivos tienen más de cincuenta años puedes consultarlos. Si eres familiar directo no te piden papeleo. Conseguí el teléfono, el nombre, el correo y la instancia. Hay una instancia tipo que debe enviarse debidamente rellenada a archivogeneral@interior.es. Imprimí la instancia, la rellené, escaneé el libro de familia, el certificado de defunción, los doblé, lo metí todo en un sobre, escribí la dirección, compré un selló y lo pegué.
¿Y?
Tardé un año en mandarlo.
¿Hacía viento?
¿Viento?
Si soplaba el viento el día que lo mandaste. Si no sopla el viento ya puedes volar, que no hay manera de avanzar.
Sobre los meses que siguen, no me aventuro a poner fechas de finales. Quizá porque nunca fui amiga de los finales. Quizá porque no me quiero pillar los dedos. Quizá porque no puedo controlar los vientos.
Pero algo he aprendido estos meses: EL VIENTO ESTÁ DE NUESTRA PARTE.
Mil gracias por acompañarme y un fuertísimo abrazo queridos y queridas 159